Prevención de los trastornos alimenticios en adolescentes

Cuando hablamos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) nos referimos fundamentalmente a la anorexia, la bulimia, la ingesta compulsiva y otros no especificados. Estos trastornos son problemas de salud que se manifiestan como alteraciones llamativas en los hábitos relacionados con la comida, y que a veces, sin tratamiento adecuado, pueden poner en peligro a las personas que los sufren.

En los trastornos de la conducta alimentaria el problema no es sólo la alimentación, sino el modo en que la persona se percibe a sí misma. Es decir, se trata de un problema de salud mental con graves consecuencias físicas y psicológicas que tiene tratamiento y que hay que intentar prevenir.

La pubertad y la adolescencia son periodos de especial riesgo, pues en ese momento nuestro cuerpo experimenta cambios muy importantes y al mismo tiempo buscamos nuestros propios valores. En la búsqueda de esa identidad, se choca frecuentemente con una serie de condicionantes sociales y culturales que influyen negativamente en el desarrollo de la enfermedad. Es habitual que el adolescente sienta una mayor preocupación por su aspecto físico y que realice cambios en los hábitos de vida, como por ejemplo en las comidas, en los horarios, etc. Todo esto es normal, pero cuando el adolescente percibe que el cuerpo es el vehículo principal de la aceptación en el grupo y, por tanto, del triunfo social, corre riesgo de enfermar.

Según los datos proporcionados por la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia, el 5% de los jóvenes en España entre 12 y 18 años de edad sufren algún tipo de trastorno alimentario; también se encuentran en riesgo de padecer alguno de los trastornos el 11% de la franja de edad nombrada anteriormente. Así mismo,  entre 5 y 10 millones de mujeres y 1 millón de hombres padecen un problema con algún tipo de desorden alimentario tal y como vemos en la investigación de EDAP (Conciencia y Prevención de los Desórdenes Alimentarios).